FASCINACIÓN – Magazine
ELLAS LO LOGRARON
by Lia Schorr
especialista en belleza masculina
Una de las formas más seguras de "lograrlo" es haciendo algo que nadie o, por lo menos, que pocas personas hagan...
Hasta el momento, pues ya es sabido que el éxito engendra instantáneos y múltiples imitadores.
Esta parece ser la fórmula mágica de Lía Schorr, especialista en belleza masculina, que tiene su salón en la elegante Madison Avenue de New York y de la que dependen muchos rostros famosos.
Lía, que en la actualidad es todavía muy joven y atractiva, nació en Polonia, pero la familia, al escapar de los nazis, fue a recalar a la ciudad soviética de Tashkent y, después de todos los sufrimientos de la guerra en Europa, particularmente para su raza, emigró a la eterna Tierra de Promisión, Israel, en 1950. Allí Lía, que era una niña, conoció la vida en común de los kibbutz y, como todas las chicas, llegada a la edad reglamentaria, se alistó en el ejército israelí.
"Todo el mundo dice que debí pasar entonces por una época muy dura en mi vida. Pero la verdad es que a mi no se me ocurrió ni pensarlo en ese momento. No tenía otra opción.”
Allí, paradójicamente, tocó la vocación a su puerta. Después de pasar los dos años reglamentarios de servicio, se matriculó, en Tel Aviv, en una escuela para el cuidado de la piel, porque: “Incluso en la espartana vida del kibbutz, fui siempre muy femenina y me interesaba por los problemas de belleza."
Pero, nueva interrupción en la línea de su destino: en 1967 se casa con un electricista y sacrifica sus propias ambiciones. yéndose a vivir a New York con su flamante marido. A los cuatro años, el divorcio no la coge, sin embargo, desprevenida. Ya entonces era la estrella del salón de la conocida cosmetologa Georgette Klinger. Y, sin falsa modestia, sigue contando:
“Yo era la persona más ocupada allí. Atendía a todas las celebridades que iban.”
Así fue como su carrera fue cada vez más en ascenso. Un buen día de 1978, da el paso decisivo, estableciendo su propio negocio y llevándose consigo a muchos de los clientes de la Klinger, especialmente a los hombres. Ahora, el 60 por ciento de su negocio es masculino y tiene clientes de 9 a 80 años, aunque tanto uno como otro extremo resulten un poco raros. Pero ella ni lo discute: le gusta, precisamente, que sea así.
"Los hombres saben escuchar muy bien. Si se les demuestra que una tiene la razón, confían plenamente en usted."
Lía no piensa que el volumen de su negocio va a detenerse aquí. Vislumbra infinitas posibilidades.
"Dentro de 10 años -predice con plena confianza en el boom que disfruta-, el 50 por ciento de los hombres usarán maquillaje. Probablemente comiencen por ponerse brillo en los labios."
Ya sus clientes la hacen trabajar bastante.
"Algunos hombres tienen bellos ojos azules, pero pestañas rubias. Si se tiñen las pestañas de oscuro, sus ojos parecen enormes. También los actores necesitan lucir de cierta manera. Así que frecuentemente vienen a que les aplique un depilatorio de cera en el pecho."
Gene Simmons, uno de los miembros del conjunto Kiss, que se embadurna la cara como un diabólico payaso, "debe limpiarse siempre la piel apropiadamente. Yo le enseñé cómo", revela. Paul Newman “posee una piel preciosa y sensible", que necesita solícitos cuidados. Y Dustin Hoffman va regularmente a su salón "a relajarse y porque le encanta que lo mimen."
Pero no sólo los actores: el astronauta Scott Carpenter es también cliente suyo y se limpia los poros con ella. Quizás por esto no se equivoque en sus predicciones (o amenazas) en cuanto a la difusión del maquillaje masculino en la próxima década.
Si quiere, puede usted también consentir a su esposo, como lo haría Lía Schorr, de una manera estrictamente profesional. Comience dándole un masaje facial para estimular la circulación y minimizar los poros. Después, límpiele la cara con manzanilla y apliquele una máscara de lodo o de fresa, si tiene el cutis normal o grasiento; de huevo y miel, si tiene la piel seca.
Los tratamientos en su salón van de $30, por un facial sencillo, hasta $300 por un "peeling" profundo, que dura seis días. Y, para los que no son actores o astronautas ni pueden llegarse hasta Madison Avenue, hay varios tipos de estuches: por ejemplo, uno especial para el acné y otro con los productos básicos que todo hombre presumido necesita en su tocador, y que incluye una crema limpiadora de almendra, una crema para los ojos, gel para afeitarse y una suave loción para después de hacerlo.
Además, no les costará nada muy poco) seguir los tips que nos esta excepcional experta en belle "unisex” que, sin embargo, pues rendirles buenos dividendos tan él como a usted.